La fotografía es un arte de contrastes, con la capacidad de capturar la realidad en su máxima expresión. Por esto, cada imagen tomada es como un disparo de gran calibre que ejecuta con precisión y destreza la esencia misma del momento. Pero en medio de esta ejecución visual, a menudo nos encontramos con atentados a la mirada, imágenes que buscan despojar a la verdad de su transparencia, con un lavado de realidad distorsionado.

Los contrastes existen en cada uno de nosotros y en todo nuestro alrededor. Ocurren contrastes de todo los tipos de calibre, desde que despiertas y es de día o de noche, cuando la vida y la muerte se cruzan en un hospital o al sentarte en una plaza y unos niños te ofrezcan lo que sea a cambio de dinero.

En este mundo polémico de luces y sombras, la fotografía se convierte en un campo de batalla donde la verdad y la manipulación se enfrentan. Hay momentos donde el fuego visual arde con intensidad, capturando la esencia cruda de la humanidad, mientras que en otros se busca la suavidad del lavado de la realidad, donde la transparencia se ve empañada por intereses ocultos.

Si proyectamos los contrastes en la ejecución de una fotografía, se contraponen las autoridades del contraste como la luz, las formas, los colores, antiguo vs. moderno, temporal vs. atemporal, objetivo vs. simbólico, que pueden compartir el mismo peso dentro de la composición.

Es por esto, que al efectuar los disparos desde la cámara, intento que el enfoque se dispute entre dos elementos o más, para lograr captar esas diferencias que existen y que conseguirán que se trate de una ejecución fotográfica única. En medio de este torbellino de contrastes, la fotografía se convierte en un espejo de la sociedad, reflejando tanto su belleza como su decadencia. Cada imagen disparada es una declaración de principios, un acto de valentía que desafía al espectador a mirar más allá de lo evidente y a cuestionar la realidad que se muestra.

En un mundo donde la verdad es a menudo un bien escaso, la fotografía busca abrir brechas de despojo en la cortina de la opacidad, provocando debates y reflexiones en busca de una mayor transparencia en nuestra percepción del mundo que nos rodea

El único enemigo será el tiempo alterando la luz y entonces, la historia que intento transmitir, con toda seguridad, ya no sería igual. De un momento a otro, el sol lo iluminará todo con la intensidad de un disparo de arma de fuego y en cambio si su luz desapareciera de repente, la imagen acabaría completamente distorsionada.

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