Huye la felicidad

«Enemigo del Dinero»

 

Días van, días vienen, conmemoraciones no faltan y los pensamientos pesimistas abordan la mente, la violencia crece, la falta de empatía, de sensibilidad, de humanidad, se leen y escuchan noticias amarillistas… «huye de Cancún empresario por intento de secuestro, huye de Brasil político por lavado de dinero, huye de su casa joven por reto viral»… acaso ¿huye la felicidad de nuestras vidas?

 

Se dice que «los Días Internacionales dan la oportunidad de sensibilizar al público en general sobre temas de gran interés», justamente el 20 de marzo se conmemora el Día internacional de la Felicidad pero ¿Qué es la felicidad y por qué ahora es ella la que parece que huye de cualquier plaza?

 

Es un tema muy subjetivo que se intenta medir de manera objetiva, lo que es cierto es que la felicidad es una meta humana fundamental. Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento al importante papel que desempeña en la vida de las personas de todo el mundo. Sin embargo, la felicidad en estos tiempos está seriamente amenazada. El camino hacia la misma requiere de valores fundamentales como la amabilidad y la compasión, especialmente en crisis a causa de conflictos bélicos, pandemias o hambrunas. Con toda seguridad es el atentado a estos valores lo que está generando el despojo en términos de qué tan felices pueden ser las personas.

 

La Asamblea General de la ONU también hace mención sobre la importancia de que las autoridades consideren su inclusión en las políticas de gobierno. La resolución que se generó, reconoce además la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más equitativo y equilibrado que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza para lograr que la felicidad y el bienestar de todos los pueblos esté presente.

 

Pero aquí es donde entra lo polémico, cómo saber realmente que una población es feliz o más aún, que una persona es feliz. Existe el caso de Matthieu Ricard, doctor en Biología Molecular, monje budista desde 1978 que es considerado el hombre más feliz del mundo.

 

Esa «leyenda» -la del hombre más feliz del mundo- la lleva a cuestas desde que participó en un estudio de la Universidad de Wisconsin. Los investigadores colocaron 256 electrodos en los cráneos de los voluntarios. Matthieu Ricard logró el más alto nivel de actividad en la corteza cerebral prefrontal: la que registra las emociones positivas. Y aunque él lo toma a broma, parece que se salió de la escala. Jamás se había registrado ese nivel de «felicidad» en otro ser humano.

 

Según sus propias palabras, en una entrevista explica de manera muy sencilla lo sucedido:

«lo que ese estudio encontró es que yo y otras personas que llevan haciendo meditación desde hace tiempo activamos ciertas áreas del cerebro, conectadas con frecuencias como la frecuencia gamma, en un grado mucho mayor de lo que la neurociencia pensaba. Pero ese estudio comparaba a unas 40 personas que practican la meditación con unos pocos centenares de personas que no la practican. Además, en el cerebro no existe un área de la felicidad. Lo de que yo soy el hombre más feliz del mundo lo dijo un periodista británico y la historia se hizo viral».

 

«Sí, soy muy feliz, pero hay otras muchas personas que también lo son y además no sé cómo se puede medir la felicidad. He tenido la inmensa fortuna de vivir la vida que he vivido, de conocer a la gente que he conocido, de beneficiarme de la sabiduría de varias personas, de no haber malgastado en exceso mi tiempo. Si muriera hoy estaría absolutamente encantado. Por supuesto que lo podría haber hecho mejor, pero no lo he hecho mal».
Matthieu Ricard

 

Sea medible o no, la felicidad es solo una parte del todo, no podemos estar en un perpetuo estado de felicidad porque se requiere un balance de emociones, de un contraste. Ciertamente lo que no se mide no se puede mejorar, para eso es la ciencia, para tener referencias y herramientas que permitan a los seres humanos crecer, transformarnos y así transformar el mundo en un lugar mejor donde se compartan vivencias y conocimientos.

 

Nuestro cerebro es un maravilloso alquimista que nos permite convertir las dificultades o carencias con aportes de bienestar o felicidad, la clave es la transformación de las versiones que cada uno experimenta a lo largo de su vida, lo retos que un niño lleva a cabo desde que nace, el regular sus emociones disfrutando sus instantes, aunque después como adultos nos enfrascamos en un control utópico por siempre buscar el estado de felicidad. Yo creo que la felicidad no se debería buscar, ella te encuentra en los detalles, en el proceso de vivir, en el momento en que como disparo llega una sonrisa, un gesto, un sabor o un recuerdo que puede darle un giro a tu día …

 

Y tú ¿eres feliz?

 

«Vendedor de sonrisas»

Un comentario en “Huye la felicidad
  1. Angélica Gómez dice:

    Muy buena reflexión, sí creo qué debe haber un balance de emociones pero sí disfrutas la vida en todo sus manifestaciones el amanecer , los coloridos atardeceres, la luna en sus diferentes fases, en azul del cielo, la fragancia y color de las flores, a los niños jugando, riendo, abrazando, eso hace la felicidad.

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